lunes, 30 de abril de 2007

El acto de graduación (I)

Por fin ha llegado el acto de licenciatura… ¡pero que trabajo da! Me alegro de no ser la responsable de organizarlo todo.

Mayo se acerca a grandes pasos, bueno, ya está aquí. El 31 se acaban las clases y el primer día del mes de junio tendrán lugar el acto y la cena de la promoción 2002-2007 de Traducción e Interpretación de Vigo. Yo llevo esperando ese día desde que en septiembre de 2002 entré por primera vez en la facultad (bueno, en realidad, desde que aprobé el selectivo…). Sin embargo, la chica que lo organiza todo debe de esperarlo aún más que yo, ¡pobre!

Somos más de 100 alumnos (creo…) y para ponernos todos de acuerdo… En fin, con paciencia lo logró. Que si “¿qué profe da el discurso? Venga, una hoja en la cafetería para que todos pongamos el que nosotros queremos. ¿Qué menú elegimos? ¿Viene el coro o no? ¿Qué profes queréis que aparezcan en la foto? Y no olvidéis que el 14 de febrero vienen los fotógrafos a hacer las fotos, todos con camisas blancas (que las que ellos prestan la pone todo el mundo…) y a sonreír. Es un lío tremendo. Y un gasto de dinero impresionante…

Primero, hay que pagar al fotógrafo: 30 euros. Segundo, hay que pagar las dichosas cintas de graduación: 10 euros. Tercero, hay que pagar la cena: 30 euros. Los pinchos del acto: 5 euros. Que mañana seas un/a profesional: ¡no tiene precio! Sin contar con la ropa que llevas, si la compras sólo para la ocasión, y los zapatos, y el peinado… elementos opcionales que alguna gente adquiere. ¡Y no hablo ya del viaje de fin de carrera si lo realizamos! Por menos de 400 euros... It’s imposible! Total, sale más cara la graduación que la carrera, y no se puede pedir beca para pagarla.

Elegir el profe que dé el discurso de graduación es un gran dilema, sobre todo teniendo en cuenta que en mi facultad hay 4 combinaciones de pares de lenguas (no quiero ni imaginar en las que hay más). Los profesores que dieron las comunes, bueno, sólo los vimos un cuatrimestre, así que descartados. Los demás… imposible ponernos de acuerdo. Yo hice lo que haría todo buen español: dejé que los demás se matasen y decidiesen ellos. Qué vaga soy…
En fin, el desarrollo de la cena será el tema de otro artículo. Ese podrá ser divertido, todo el mundo sabe que las anécdotas de una noche de borrachera son muy graciosas, sobre todo si tú no eres quien hace las gilipolleces que se narran (perdón por el término elegido, pero eso es lo que son)y si añadimos que los profesores podrán emborracharse igual que nosotros… dejo paso a la imaginación de cada uno. Pensad en un profe al que odiáis completamente borracho…

Desde aquí un fuerte abrazo y un saludo cariñoso para todas aquellas personas que organizan los actos de graduación, en especial a nuestra Ruth que lo organizó todo muy bien. Gracias. ¡Quién os diera estar en la piel de los que no hacemos nada! Jeje…

Vanessa

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domingo, 29 de abril de 2007

La traducción intercultural del humor

Leyendo un interesante artículo sobre la traducción de humor, he caído en la cuenta de lo difícil que puede llegar a ser hacer una buena traducción de este tipo, sobre todo de idiomas que pertenezcan a culturas muy distintas. Para empezar, uno de los ingredientes esenciales para la traducción de chistes y bromas es el sentido del humor en el traductor, ya que una persona sin sentido del humor, difícilmente podrá hacernos reír ni con un chiste propio ni con una adaptación de uno a otro idioma. Pero por otro lado, para que un chiste resulte divertido, también debe adaptarse correctamente al idioma, y al contexto y la mentalidad de sus hablantes.

Al traducir una broma que deba gran parte de su contenido humorístico a la fonética, debemos ser capaces de anticiparnos a la reacción que produzca en los lectores u oyentes del texto traducido, ya que no sólo se trata de la casi imposible tarea de mantener el juego fonético, sino que también debemos tener en cuenta si el chiste puede resultar vulgar o si de verdad será aceptado convenientemente. Si la broma hace alusión a aspectos muy típicos de una comunidad, o a palabras polisémicas en la lengua de origen, que no lo son en la lengua meta, la traducción será imposible, ya que fuera de contexto perdería su sentido, y deberíamos sustituirla por otra completamente distinta, pero que pueda insertarse en su lugar. También hay que tener cuidado, con los aspectos de la vida que son graciosos en algunos países y/o culturas, pero que pueden interpretarse como de mal gusto en otras, y en consecuencia la broma perdería la gracia. Por ejemplo en el caso de las religiones ligadas a culturas totalmente diferentes, en occidente es común hacer bromas en las que se nombra a Dios, mientras que cualquier tipo de chiste relacionado con este tema sería una grave ofensa en países islámicos, y por supuesto, sería de muy mal gusto traducirlo al idioma de alguno de esos países.

Este caso puede parecer muy obvio, pero está la orden del día, cualquier texto humorístico puede contener varias expresiones humorísticas que no sería conveniente traducir a algunas lenguas, y si no se traducen de forma correcta, pueden ser la causa de que el texto no sea aceptado en la cultura receptora, y en el caso contrario, el no traducirlas, su omisión o modificación, supondrían faltar al original, y no estaríamos siendo fieles al original y al autor.

Muchos lingüistas han desarrollado clasificaciones de los diferentes tipos de bromas, han propuesto sugerencias a la hora de traducirlas, y han establecido normas básicas que pueden ser de gran ayuda. Pero a la hora de la verdad, de sentarnos a traducir bromas, lo que puede sernos de más ayuda, es estudiar diferentes traducciones previas, ver en la práctica como se han resuelto casos similares al nuestro, y leer, ver, y escuchar las manifestaciones humorísticas de ambas culturas e idiomas. Mientras más las conozcamos, con más soltura seremos capaces de determinar la reacción que tendrán los lectores del texto traducido, que debería ser similar a la de los lectores del texto original. Y en consecuencia tomaremos la decisión más acertada, y trataremos de ser lo más fieles posibles al sentido del humor del autor.

¡Hasta pronto!

Yaiza Rojas

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sábado, 28 de abril de 2007

Instituciones Internacionales y Política Internacional

Sabemos que la traducción no es una actividad neutra. Es imposible traducir un texto (o interpretar en cualquier situación) sin verse influido por algún factor externo (cultura de origen, situación política del país origen del texto, su evolución histórica, etc) y, evidentemente, por factores internos al traductor (formación, cultura a la que pertenece, escuela a la que se suscribe, etc)

Estos condicionantes están muy señalados en la traducción literaria, ya que no supondrá el mismo grado de dificultad trasladar al castellano una novela costumbrista inglesa, que una novela histórica japonesa, por cuestión de la cercanía de estas culturas con la nuestra. Sin embargo, apenas existen estos condicionantes en la traducción científico-técnica, debido al carácter universal que pretenden tener estos textos.

En cuanto a la traducción jurídica, la cuestión se complica algo más, por lo que es necesario un cierto bagaje, al menos para no poner una sarta de barbaridades en una traducción.

Una de las posibilidades de trabajo que ofrece esta licenciatura es la de trabajar en el servicio de traducción de algún organismo oficial, sea a nivel estatal como internacional (con mucha suerte y una mayor dosis de trabajo y esfuerzo, todo hay que decirlo, pero la posibilidad existe), y es en este tipo de situaciones cuando se ha de tener (a parte de un conocimiento importante del tema que se esté traduciendo) la cabeza bien situada respecto al mundo donde nos desenvolvemos.

La primera formación general que se recibe acerca de este tema se oferta en el primer ciclo de TeI, con asignaturas como Instituciones internacionales o Política internacional contemporánea.

El traductor no sólo recibe textos de un carácter más o menos legislativo, sino que ha de trabajar con ellos enfocándolos desde una perspectiva conocedora de la situación de los países de origen respecto al marco de la ordenación internacional, e incluso de la legislación interna y la organización territorial tanto del país original como del receptor. En esta situación, no se trata ya de un problema de trasvase de terminología, sino de un problema de diferenciación de entes jurídicos de mayor o menor rango. Por poner un ejemplo, no sería correcto traducir la palabra alemana Länder por Comunidad Autónoma, cuando los primeros tienen un mayor grado de autogobierno administrativo y competencial y mayor poder político en Alemania que las segundas en España, y así en cualquier ámbito, pues el texto que se traduzca debe ajustarse a los términos de la legislación europea (o internacional, dependiendo del organismo que lo produzca), pero también a las leyes estatales propias de cada país, respetando su terminología y procedimientos.

Es evidente, por lo tanto, que el aspirante a traductor debe conocer el funcionamiento y la organización de los organismos oficiales en los que es una posibilidad que su actividad se desarrolle en un futuro no tan lejano, además de tener clara la situación política del momento, pues estas situaciones repercutirán en su trabajo, ya que son factores clave que harán que su labor se vea determinada en una manera u otra. Si los Ministros de Asuntos Exteriores hacen diplomacia en reuniones, mediante discursos y negociaciones, nosotros la hacemos mediante textos, y de la misma forma puede haber confusiones más o menos graves con un discurso mal entendido, que con una palabra mal puesta en una traducción de este tipo.


Saludos.

Ildefonso Laguna.

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jueves, 26 de abril de 2007

Entrevista a Marta García Aller: Autora de La Generación Precaria

Hoy contamos con nosotros con Marta García Aller, autora de La Generación Precaria. Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid, Master Internacional en política europea por la Universidad de Bath (Reino Unido), y Premio "Nuevos Talentos" del diario ABC, ha recogido en su obra los testimonios de cinco jóvenes, así como su propia experiencia, sobre el mileurismo y la precariedad laboral en España y en Europa. Una voz autorizada e imprescindible para entender muchas de las claves de los problemas que afectan a la juventud española, especialmente a los universitarios.

Para leer la entrevista, sólo tenéis que hacer click en la imagen a la izqda. Esperamos que os guste.

Un saludo

Oliver Carreira

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miércoles, 25 de abril de 2007

Selectividad, pruebas de aptitud, y acceso a T&I


Como ya comentaba en mi anterior post, la recta última del curso ha comenzado, especialmente para aquellos que en poco más de dos meses tendrán que decidir su futuro académico más inmediato, optando por una de las cientos de titulaciones universitarias que se ofertan en nuestro país. A aquellos que ya saben con certeza cuál va a ser su primera opción de las cincuenta y tantas que se podrían escribir en el impreso de prescripción, no podría hacer otra cosa que darles mi enhorabuena y desearles toda la suerte y el ánimo del mundo, pues, además de ser una decisión difícil de tomar, no siempre es fácil acceder a los estudios que se desean.

Éste es el caso de Traducción e Interpretación. En la mayoría de las facultades de traducción del país se exige, no sólo una buena nota en selectividad, sino también la superación de un examen o prueba de nivel del idioma elegido como Lengua B. Existen, no obstante, algunas excepciones como las facultades de Traducción andaluzas donde, hace unos años, se suprimieron las pruebas de aptitud para acceder al primer ciclo.

Los exámenes varían de unas facultades a otras en lo que a nivel y a tipo de actividades se refiere. Por ejemplo, para acceder al primer ciclo de Traducción en la facultad de Salamanca es necesario superar 3 pruebas: un resumen en la lengua B de un texto escrito en español, un resumen en español de un texto escrito en la lengua B y una prueba oral que sólo se realizará en caso de que los anteriores ejercicios se hayan pasado con éxito.

De forma similar, aunque con ejercicios bastante curiosos, están las pruebas de la Universidad Pompeu Fabra donde, según me han podido contar, hace algunos años, en torno al 2000, las actividades consistían en lo siguiente: resumir en la lengua materna (español o catalán, pudiendo hacer ambas y pedir que sólo una sea corregida) una conferencia escuchada en directo en la Lengua B elegida y una actividad de traducción de directa.

Otras Universidades, como la Autónoma de Barcelona, eliminan la prueba oral y se centran únicamente en las escritas. En el caso de esta última se pueden encontrar ejemplos de exámenes de inglés, francés y alemán de hace un par de años aquí.

Hay quien ve que esta necesidad de superar un número determinado de pruebas y de obtener una nota en selectividad que sobrepase cuando menos el 7 confiere a la licenciatura un cierto carácter elitista. Otros, en cambio, lo consideran imprescindible para asegurar la calidad de la formación que reciben sus alumnos y asegurar el prestigio de sus Universidades.

Lo cierto es que en una titulación en la que se da por sentado el conocimiento hasta cierto nivel de al menos una lengua extranjera parece necesario algún tipo de prueba que seleccione a los que ya han alcanzado ese estadio y pueden seguir con un estudio mucho más profundo y exhaustivo como es el de Traducción. Seamos sinceros, por muy elitista y segregador que nos pueda parecer, algún tipo de método de selección, de tamiz, es necesario.

El idioma, herramienta básica para el traductor y sobre todo para el alumno en las clases de la lengua B, no puede ser un obstáculo para la compresión de conocimientos, ni mucho menos para seguir el desarrollo de las clases. Debería constituirse como todo lo contrario, un aliado con el proseguir aprendiendo la lengua, con el que seguir construyendo conocimientos partiendo de los ya adquiridos, y sobre todo como una ayuda con la que sortear los numerosos problemas que plantea el ejercicio de la traducción y/o interpretación.

Siguiendo con la idea de la “criba” en el acceso a traducción se podría pensar que para qué realizar una prueba adicional si ya contamos con unas notas de corte casi imposibles de alcanzar; ¡qué mejor “colador” que éstas!

No obstante, no parece ser que los exámenes de lenguas extranjeras de selectividad nos evalúen con la misma exigencia con la que lo hacen algunas Universidades, pues por lo pronto no se evalúan las destrezas de compresión y expresión orales (al menos en algunas Comunidades Autónomas como la andaluza).

No sé qué opináis sobre el tema, si veis o no imprescindibles las pruebas, si el hecho de que existan es “elitista”, si otorgan prestigio a las Universidades, si creéis que son necesarios dos tipos de pruebas (selectividad y las impuestas por las propias universidades), si eliminaríais alguna etc.

Por el momento, os invito a participar y a dar vuestra opinión, contando vuestra experiencia, algo que sin duda servirá de mucho a los futuros estudiantes de traducción.

Un saludo

Inmaculada Prieto

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lunes, 23 de abril de 2007

Movilidad interna

En la mayoría de casos en que hablamos de movilidad, tendemos a pensar en una estancia en el extranjero, y en programas como Erasmus. Lo cierto es que la movilidad no sólo se da fuera de España, sino también dentro de nuestro país. Este tipo de movilidad no estaría orientada a la puesta en práctica del idioma/s extranjero/s, sino que tendría objetivos más pragmáticos, tales como el acceso a diferentes programas académicos, que según la universidad considerada, varían de forma considerable. No nos llevemos a engaño, no todos los licenciados abordan el mercado laboral con la misma formación, a pesar de los desvelos del Ministerio de Educación.

Básicamente, existen dos mecanismos de movilidad dentro de España. El primero es el programa SICUE-SENECA, que tiene como objetivo facilitar que los estudiantes universitarios puedan seguir sus estudios, durante un período máximo de un año, en una universidad diferente a la habitual. Las ventajas de este programa son el apoyo económico (500 euros mensuales, a los que hay que sumar 120 euros de bolsa de viaje, y la posibilidad de acceder a las becas de movilidad del MEC). Asimismo, SICUE-SENECA facilita (y mucho) el espinoso tema del reconocimiento, en la universidad de origen, de las asignaturas cursadas en la universidad de destino

La segunda posibilidad de movilidad es el traslado de expediente. Esta opción está abierta a cualquier estudiante que haya cursado un mínimo de 60 créditos, si bien las normas de acceso a la universidad de destino varían según el establecimiento educativo considerado. Esta opción es menos atractiva que la anterior, al no existir ningún tipo de apoyo económico o beca. Asimismo, suelen darse problemas a la hora de ajustar asignaturas cursadas y por cursar (especialmente, para las asignaturas obligatorias de universidad). A pesar de los inconvenientes, el traslado de expediente presenta la ventaja de no estar sujeto a régimen competitivo, como sucede con SICUE-SENECA (sólo es necesario que el alumno lo solicite).

Al indicar las posibles vías de movilidad interna, me gustaría hacer hincapié en la oportunidad que ofrecen estas posibilidades al alumno. Como ya hemos mencionado, no todas las universidades ofrecen los mismos contenidos, y sobre todo, las mismas especializaciones de T&I. Así pues, a través de una beca SICUE, o un traslado de expediente, un alumno de, por ejemplo, la UAM; podría especializarse en traducción literaria en la UCO. De la misma forma, un alumno de la UCO interesado en la traducción económico jurídica tendrá opciones similares en la UGR.

En cualquier caso, es importante recordar que la movilidad debe plantearse como una vía de consolidación de conocimientos, y de especialización del alumno. Vía que, en la mayoría de los casos, no es tenida en cuenta ni por el alumnado ni por las autoridades educativas, que deberían invertir recursos y voluntad política en el desarrollo activo de esta.

Un saludo

Oliver Carreira

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domingo, 22 de abril de 2007

Impresiones de un futuro universitario

Comienza aquí mi humilde aportación a este blog que llevo siguiendo desde casi sus inicios. Mi objetivo al participar en este pequeño espacio, es proporcionaros una información general de todo el proceso que precede a la nueva etapa como universitario: exámenes, selectividad, preinscripción y matrícula en la universidad, etc. Espero que os resulte interesante.

Todo cambio es difícil en la vida. Desde que nacimos nuestra vida ha transcurrido a base de cambios: la niñez, la adolescencia… Uno de los más esperados por casi todo adolescente es el paso a una nueva vida como universitario. Es uno de los más difíciles, puesto que el cambio físico de lugar y ambiente se mezcla con el cambio personal y psicológico. Aún así, todo estudiante de 2º de Bachillerato sueña con ser universitario: gente nueva, más independencia, más diversión...

Hasta que un chico/a llega a su “meta”, debe pasar por una serie de situaciones que provocan un estado de intranquilidad y agobio detestable. Nuestro peor enemigo: la selectividad; esa maldita prueba para la que nos preparan de forma incansable todos y cada uno de nuestros profesores, como si fuera el examen más importante que tengamos en nuestra vida; y tan solo es una prueba que nos indica el principio de nuestra especialización en el mundo laboral. A pesar de carecer de algún título importante cuando terminamos el bachillerato, éste nos permite acceder a nuevos estudios; ya sabéis que éste título carece por sí solo de valor, es decir, no nos permite acceder directamente al mundo laboral con un reconocimiento de estudios competente.

Faltan prácticamente dos meses para que mis compañeros y yo, junto a centenas de alumnos más, nos enfrentemos a estos exámenes, después de haber hecho decenas de de éstos en el instituto. Es época de estudiar duro, de mucha tensión. Pero todo tiene su recompensa. Espero que la mía sea estar entre futuros traductores. ¡Hasta otra!

MªJosé.clari
Estudiante de 2º de Bachillerato

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sábado, 21 de abril de 2007

TeI en Canadá (II)

Me resulta muy interesante el programa que se ofrece en la Universidad de Ottawa sobre Traducción e Interpretación, concretamente el doctorado: Doctorat en Traductologie. Fuera de España, suele establecerse la separación de los estudios de Traducción e Interpretación. En este caso, el programa contiene las dos disciplinas. Teniendo en cuenta la amplitud de ambas, comentaré a continuación las materias que se ofrecen sobre Traducción y, en la siguiente ocasión, comentaré las de Interpretación.

En primer lugar, en el programa observo que ocupan un lugar importante los temas jurídicos, tales como la traducción jurídica: traducción de numerosos textos legales específicos, o la descripción de información específica que contienen los textos jurídicos, o la corredacción de leyes y reglamentos. Así como también se estudian las características principales y la terminología de los dos sistemas jurídicos canadienses: situación de coexistencia y consecuentes interferencias. Además de asignaturas como: Traducción y Revisión Jurídica y Parajurídica: traducción, retraducción y revisión de textos jurídicos relevantes.

En segundo lugar, se ofrecen asignaturas sobre historia y teoría de la Traducción: doctrinas y escuelas de pensamiento, análisis crítico y comparativo.

En tercer lugar, aparecen dos asignaturas relacionadas con las nuevas tecnologías: Informática y Traducción.: programas de gestión terminológica, edición, corrección, traducción automática y traducción asistida. Y Traducción Automática: análisis, evaluación y aplicación. Al respecto, me atrevo a decir que es escasa la formación en este sentido. Otras asignaturas donde se utilizan la tecnología aplicada es, por ejemplo, en Lexicología, Terminología y Documentación, o en Documentación y Terminología para la Traducción Española, en las que es necesario consultar bases documentales, elaborar fichas terminológicas, etc.

Por otro lado, encontramos también asignaturas como: Lengua y Traducción, Traducción Literaria, Traducción Técnica y Especializada, etc. Algunas que me gustaría destacar, quizá por ser distintas o no existir en mi plan de estudios, son:

- Discurso y Traducción: producción, interpretación y recepción.

- Adaptación: técnicas de adaptación (publicidad, etc.), doblaje para cine y televisión.

- Talleres de Traducción: propuestas justificadas de traducción por parte del alumno, y crítica de sus compañeros y de traductores expertos.

- Estudios dirigidos: estudio sobre un tema relevante de la Traducción o de un ámbito relacionado y concerniente. Realizado en colaboración y bajo la supervisión de un profesor.

Además, y siempre con la intención de mejorar la enseñanza de los futuros traductores e intérpretes, destaco asignaturas como:

- Pedagogía de la Traducción: trayectoria de la enseñanza de la traducción profesional en el mundo, análisis los programas de algunas escuelas de Traducción, comparativa de manuales y métodos de enseñanza, ejercicios prácticos, etc.

- Metodología de la Investigación Traductológica: métodos de investigación en Traductología, documentación, protocolos de redacción, etc.

Por último, sería interesante vuestra opinión: ¿Consideráis útiles las materias que se imparten? ¿Echáis algo en falta? Espero que os haya resultado útil. Continuaré con las asignaturas de Interpretación la próxima semana.

Un saludo a tod@s,

Guadalupe Muñoz.

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viernes, 20 de abril de 2007

¿De dónde viene y a dónde va la licenciatura en Traducción e Interpretación? (III)

Ya vengo diciendo en los posts anteriores que me gustaría hablar del proceso Bolonia y de cómo puede afectar a los estudios de traducción e interpretación. Pues bien, antes de nada, voy a hacer una breve introducción al proceso Bolonia, o proyecto para el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Quizás resulte un pelín denso, pero, sin esto, no podemos hablar de cómo afectará a TeI. Esta iniciativa tiene varias intenciones básicas:

  • - Establecer un vínculo más estrecho entre la formación universitaria y las demandas de la sociedad/mercado (de ahí los modelos de enseñanza centrados en la adquisición de "competencias”, es decir, pertrechar al alumno con una serie de aptitudes prácticas y/o teóricas de carácter general, necesarias en casi todos los trabajos, y otras competencias de carácter específico, necesarias para trabajos más especializados. (Por ejemplo, en nuestro campo, una general: capacidad de trabajar en equipo, una específica: manejar Trados).
  • Unificar los diferentes sistemas universitarios europeos en torno a unos criterios comunes para facilitar la equiparación/homologación etc. de cualificaciones (para así fomentar también la movilidad de los ciudadanos de Europa, de ahí el énfasis en la promoción del aprendizaje de las lenguas también).
  • - Invitar a los sistemas más anquilosados a replantearse y reformular sus estrategias de enseñanza-aprendizaje: de universidades en las que todo gira en torno al docente o al contenido que transmite el docente (clases en las que se lee en voz alta un texto y los alumnos copian apuntes que memorizan), a universidades que también conceden un papel muy importante al estudiante (evaluación continua, clases participativas, etc.) (De aquí la iniciativa de crédito europeo que pretende que el trabajo del estudiante fuera de clase sea tutelado de forma individualizada por el profesor y tenga un reconocimiento en cuanto a carga académica).

  • - Mejorar la calidad universitaria para que los centros de investigación y formación europeos puedan competir internacionalmente.
La reforma sobre el papel es bastante prometedora y podría suponer una buena ocasión para darle un empujoncito a nuestra universidad española. No obstante, plantea bastantes cuestiones de aplicación muy difíciles de resolver. Los debates en las universidades giran en torno a las siguientes cuestiones:
  • - ¿Quién pagará los gastos que generará la reforma? ¿Cuánto costará la reforma para que sea realmente efectiva? Porque una reforma educativa requiere dinerito...

  • - ¿Cómo se puede esperar que los profesores aprendan a enseñar de otra manera si no se invierte en formación/concienciación del profesorado? Con este tema, me imagino a profesores que tengan estrategias de enseñanza tradicionales, con clases de 200 alumnos, a los que se les dice de golpe que tienen que tutelar el trabajo de cada uno de ellos, sabiendo sus nombres (que antes nunca supieron), sus puntos fuertes y débiles, no evaluar solo sus resultados finales sino también toda su evolución de aprendizaje, dejar estrategias de formación como leer en alto y tomar apuntes o dar bibliografía y que el estudiante empolle para el examen final, para pasar a ser mediadores de los debates críticos que los alumnos tendrían en sus aulas, fomentar el trabajo en equipo, análisis crítico, evaluación formativa -no evaluar con exámenes finales y ofrecer feedback personalizado para reorientar el aprendizaje del alumno-, etc... Es muy bonito, pero creo que difícil de exigir. Especialmente sin que medie un auténtico esfuerzo para que los profesores no solo sean expertos en las materias que investigan, sino que también adquieran formación didáctica. Actualmente no hay ni siquiera un miserable CAP para profesorado universitario... y en los concursos de plaza se valora sobre todo la producción de investigación, no la formación como docente.

  • - ¿Se reducirá el volumen de los grupos de alumnos para que la tutela individualizada sea viable? ¿Quién podrá tutelar a 250 alumnos de un mismo grupo, con varios grupos de este mismo tamaño, de forma individualizada? Solo se me ocurre un profesor capaz de hacer algo así de forma efectiva, el Profesor Dumbledore (pero ya trabaja en Hogwarts). ¿Podrá la universidad española, desde el punto de vista económico, multiplicar la contratación de profesores para permitir que los grupos se reduzcan?

  • - ¿Qué competencias son las que se deben enseñar? ¿Con respecto a qué criterios? Aquí el debate es si la universidad debe formar para la empresa, para la sociedad, para el humanismo, para la ciencia, para la ciencia que deje dinero, etc.

  • - Y finalmente: ¿Qué pasa con las carreras que tenemos hasta ahora? ¿Subsistirán? ¿Subsistirán como están? ¿habrá que reformarlas, recortarlas o ampliarlas? ¿Qué criterios se aplicarán para tomar estas decisiones? En fin, todo un tomate.

Yo veo que en toda esta coyuntura, la carrera de traducción e interpretación no está muy mal posicionada e, incluso, por las características de nuestros estudios y facultades, parte del trabajo ya lo llevamos hecho. Hay posibilidades de que no salgamos muy mal parados. En el próximo post intentaremos averiguar cómo afectará toda la reforma a nuestros estudios.

Saludos

EC

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jueves, 19 de abril de 2007

Mi vida sin mí: 5 céntimos más.

Recientemente he tenido que hacer un trabajo en grupo para mi clase de Traducción general. Consistía, simplemente, en elegir un texto no muy extenso, traducirlo y presentar esa traducción en el aula comentando sus dificultades y problemas. Primero, tradujimos cada uno el texto a nuestra manera y tranquilitos en casa; y luego, pusimos en común nuestra labor para escribir una traducción definitiva. ¡Menuda hazaña! Creo que tardamos unas 20 horas (no seguidas, claro, somos alumnos aplicados, pero humanos al fin y al cabo) en darla por terminada. La verdad es que no llegamos a un acuerdo en todo, pero nos cansamos de discutir. Supongo que muchos sabréis lo que es esto: «yo creo que mejor parte», «yo creo que mejor zona», «vale, vamos a mirarlo en el diccionario», «pone que en este caso es zona», «¿zona?, estos de la RAE no tienen ni idea. Vamos a mirarlo en Google a ver cuál de las dos obtiene más resultados», «¿En el Google? ¿Pero qué dices?». Aunque aún peores son las discusiones sobre gramática: «se mata gente», «no: se mata a gente», «pero qué decís: se mata a la gente», «pues, ¡ala!, al diccionario», «em, pero esto aquí no viene», «pues al Panhispánico de dudas». Horas y horas pasamos rodeados de diccionarios (bendito Panhispánico de dudas, por cierto) pero llegó un momento en el que parecía que nos habíamos quedado ciegos o que se nos había olvidado leer. Sólo veíamos ambigüedades rodeadas de espacios en blanco; o todo era posible, o todo era imposible. Así que decidimos que teníamos que buscar un sistema para resolver esos casos de estancamiento intelectual. Nos decantamos por uno muy simple: más palabras, más dinero.

Consideramos el texto como un encargo real por el que nos pagarían por palabras y, de este modo, cada vez que llegábamos a una encrucijada, nos decantábamos por el camino más largo. Así pues: directamente (?), mejor: de una manera directa (+ 15 céntimos); un coche teledirigido (?), un coche a control remoto (+ 10); la casita está junto a la montaña más predominante (?), la pequeña casa se encuentra al lado de la montaña que destaca sobre las otras (+ 30)… Todas estas cuentas considerando un valor medio de 0,05€ por palabra, claro. Fue muy divertido, la verdad, y muy útil; aunque supongo que cualquier otro sistema de decisiones hubiera sido igual de válido. Al final por la traducción deberían habernos pagado unos 42,20€, pero, en fin, era sólo para clase. Además, ¿42,20€ entre 4? Qué miseria. Mejor hacerlo por amor al arte.

Todo esto me ha llevado a preguntarme si algunos traductores harán algo parecido: añadir palabras al texto traducido para ganarse uno centimillos. En fin, si alguien hace eso es que es un rácano, pero es que de 5 céntimos en 5 céntimos se paga uno la hipoteca, al fin y al cabo. Ya me imagino a un traductor de renombre en una oscura habitación, echado sobre una mesa con una potente luz sobre él, escribiendo y tecleando una calculadora que tiene a su lado: «si pongo con certeza en lugar de ciertamente, ya tengo 5 céntimos más para las vacaciones (o para el coche o para frenar el cambio climático)». De todas maneras no creo realmente que alguien se dedique a hacer esto, sobre todo si, al añadir palabras, cambias el significado del original o le das un estilo no apropiado o una sintaxis extraña. Por mi parte, he de decir, que cuando tuvimos que tomar la decisión de elegir la construcción más larga, nunca fue con intención de inventarnos el texto, sino para terminar una disputa. Somos muy éticos. También somos muy cabezotas.

Ya concluyo este artículo. Espero que si aplicáis nuestro sistema antidilemasexistencialesquenoshacengritarnosdurantecincohoras lo hagáis con propiedad. Asimismo espero que os compréis una calculadora de bolsillo. Debería ser también parte del equipamiento de un traductor: diccionario monolingüe, diccionario bilingüe, gramática, diccionario de sinónimos, Trados, café y calculadora.

Un saludo.
El lunes me voy a Alicante, al ENETI. Espero que la insinuante playa de San Juan no me seduzca ni me atraiga lejos del congreso.

Irene Igualada Baeza.

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martes, 17 de abril de 2007

La Traducción Audiovisual

Sin lugar a dudas, es el tipo de traducciones que a todos nos cautiva, pero que, por lo menos en mi caso, me “engañó”. Ahora os explicaré por qué.

Como pasa con las traducciones más especializadas en la Universidade de Vigo, esta asignatura no se cursa hasta 5º, con excepción de algún profesor que le gusta mucho y ya la mete, de alguna manera, en otras asignaturas, como por ejemplo en traducción general. El primer día que vas a clase, estás muy emocionado, es que el mundo de la tele y del cine siempre atrae. Pero cuando te dan una peli para doblar… buf, ya no sabes por donde empezar.

Primero, el profe te explica que hay que ajustar. Ajustar… algunos dicen que no hay que hacerlo… no te enteras. Lo mejor, efectivamente, es ajustar, porque tú conoces la película y las dos lenguas, sabes qué va mejor. Entonces ajustas… ¿Qué es? Pues, esencialmente que se sincronice lo que dice la traducción con el original, es decir, tanto con los movimientos del actor como con el resto de los elementos de la película.

Otra dificultad, el montón de cosas como los AD LIB, AMB que habría que poner, ambientes, ruidos raros que hace el actor de la versión original, ON/OFF, si se ve la cara del que habla, en fin… un lío, ¡es peor que ponerte con una traducción científica! Pero es como todo, cuando le coges el tranquillo… sale solo.

Después, si te ha gustado, que suele ser lo normal, tanto subtitular como doblar, tienes que enterarte de cómo funciona el mundo profesional. Y eso es un infierno. Sabed que la TAV es colectiva: van a modificarla y retocarla todos los que intervienen en el proceso del doblaje, desde el director de sala hasta los actores. Yo dejo que os imaginéis las razones, son lógicas. Y no se cobra mucho, de hecho, en Galicia, el traductor es el que cobra menos de todos los agentes que intervienen en el proceso.

Acabaré con un consejo: no enviéis vuestros currículos a las cadenas de televisión, los que contratan los traductores son los estudios de doblaje.

En fin, lo que he contado en este artículo es muy poco en comparación con lo que se podría contar. Si os gusta este mundo, como siempre digo, informaos bien y hacedlo mejor que nadie, porque es un mundo muy cerrado.

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domingo, 15 de abril de 2007

UAX vs UGR

Esta semana pretendo analizar y comparar las asignaturas relacionadas con la intermediación cultural que podemos encontrar en dos universidades completamente distintas del panorama español, por un lado la Universidad Alfonso X El sabio (UAX), universidad privada; y La Universidad de Granada (UGR), pública y de gran prestigio nacional.

Si consultamos la programación de la Universidad Alfonso X, encontramos varias asignaturas que introducen al estudiante en la cultura de los países de las lenguas estudiadas en T&I, en los valores y referentes culturales que puedan suponer barreras comunicativas para el futuro traductor y/o intérprete. Se pretende enseñar al alumno vocabulario adecuado para que sea capaz de contrastar las realidades de los países de origen de la lengua y su equivalencia española. Para todo esto es básico plantear también un esquema bastante amplio acerca de la economía, la educación, la comunicación, etc. En los distintos países. Pero como en otras muchas universidades, falta alguna asignatura que introduzca a los estudiantes en la destreza de la mediación, ya que el mero hecho de conocer ambas culturas no significa necesariamente que seas capaz de crear un puente de comprensión entre ellas, y menos aún que lo hagas con la soltura necesaria para imprimir confianza en ambas partes.

En la Universidad de Granada, encontramos una asignatura optativa llamada “Instituciones internacionales”, cuya programación nos da una imagen general de esta asignatura, como una buena base para el desarrollo de la actividad mediadora entre dos culturas, algunos de los temas que se imparten en ella nos marcan un buen camino hacia la comprensión entre civilizaciones, introduciendo formas pacíficas de solución de conflictos, derechos de los pueblos y personas, etc.

Cuando un traductor/intérprete sea requerido en una situación de ayuda social, será un requisito básico el que su formación le haya aportado algunas capacidades mínimas en cuanto al entendimiento entre dos culturas más o menos diferentes. Todos deberíamos ser capaces de hacer llegar a las dos partes a un entendimiento pacífico y a un mínimo de confianza. Prácticamente todas las asignaturas que estoy nombrando a lo largo de estas semanas aportan un grano de arena a nuestro futuro en estas labores, pero un buen mediador necesita un sentido de la solidaridad y de la empatía que no es posible conseguir en un aula, sino que se forja a lo largo de nuestra experiencia y que aumentará en nosotros a lo largo de nuestra experiencia laboral. Debemos empezar a pensar no sólo como puente, sino como parte activa de las dos culturas, en la medida de lo posible.

¡Un saludo y hasta la semana que viene!

Yaiza Rojas.

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viernes, 13 de abril de 2007

Lingüística Aplicada a Traducción

Ya se ha terminado la Semana Santa. Se ha acabado nuestra semana de respiro y volvemos a estar bajo el yugo explotador e inmisericorde de Olli, que nos pide que entreguemos nuestros artículos aunque se nos haya roto el ordenador (como es mi caso) La semana no pinta bien, esto de haberme quedado sin disco duro tiene que ser una señal de alguien que domina el arte de la sutileza.

Tras estos siete días de pestiños, gachas, pasos (tronos) y demás ejemplificaciones de arte barroco (la cultura andaluza está bien, pero el pan de oro termina saturando a cualquiera), hemos vuelto a la rutina del estudiante sin ningún tipo de piedad, aunque también es cierto que los profesores se han “preocupado” de mantenernos ocupados durante las vacaciones para que no perdamos las buenas costumbres.

El mayor choque contra la realidad post-vacacional fue volver el martes a clase de Lingüística Aplicada a la Traducción. Sigue avanzándose en el temario de manera imperturbable (y preocupantemente rápida, porque se me acumula un importante montón de apuntes que no tengo tiempo para comenzar a estudiar), y en el cajón desastre que tengo por cabeza se me amontona una retahíla enorme de conceptos cuyo significado es algo difuso, pero estoy en proceso de ponerle solución a estos “problemillas” A veces pienso que debería organizarme mejor…

La asignatura de Lingüística Aplicada a la Traducción es cuatrimestral, estableciéndose como una de las materias básicas del primer ciclo de la licenciatura debido a su carácter troncal y, aplicando una lógica simple, si hay que cursar Lingüística Aplicada en todas las facultades de T&I del Estado, se nos muestra la consideración que tiene dentro del plan de estudios elaborado para los estudiantes de nuestra carrera.

Al margen del dato de que la asignatura está presente en todas las facultades españolas, analizando su contenido y enfoque a la hora de aplicar la teoría a la práctica de la traducción, se puede observar que la Lingüística hace que el estudiante se plantee una serie de cuestiones que sin esta formación puede que no se le hubieran pasado por la cabeza a la hora de traducir.

Esta materia pretende analizar las distintas concepciones que hay del propio sistema lingüístico, de la organización de éste y de la influencia que dichas teorías pueden tener en la traductología y la práctica de la labor traductora. El hecho de que la asignatura se “apellide” aplicada a la Traducción es fácil de explicar, ya que se parte de la base de que un traductor o intérprete no utilizará el mismo método si entiende el lenguaje de una manera u otra. Es decir, cada traductor traducirá en función de la concepción propia que tenga del sistema lingüístico, de cómo entienda su organización y de cómo se enfrente a cada uno de sus componentes.

Pero no sólo se estudia la abstracción que pueda suponer la lengua, sino que también se analizan los procesos comunicativos, sus tipos, características y consecuencias para emisor y receptor, pues ¿qué es la traducción sino un tipo más complejo de comunicación que juega con, al menos, dos idiomas diferentes?

También tienen lugar en el programa de esta asignatura aspectos más concretos como el estudio de la función de la gramática y las estructuras textuales más o menos complejas, para hacer un análisis de estos elementos que pueda enfocarse más tarde a la práctica de la traducción, porque cuando nos enfrentamos a un texto es evidente que nadie coge un diccionario y se pone a traducir directamente, sino que el texto original debe ser objeto de un análisis y reflexión importantes antes de comenzar el trasvase lingüístico, a fin de conocer sus peculiaridades y las dificultades que pueda entrañar en el paso a la lengua meta.

Como se habrá podido deducir, el temario de Lingüística Aplicada a la Traducción, por las mismas características de la asignatura, es denso y complejo, con una cantidad importante de terminología concreta que ha de dominarse sin problemas para poder comprender las diversas teorías que se exponen, especialización ésta que hace que la asignatura sea, si cabe, más complicada. Además, al basarse el temario en el desarrollo de diferentes teorías sobre cada uno de los aspectos concretos que se tratan, las pequeñas diferencias entre unas y otras pueden dar lugar a confusiones. No obstante, no es una asignatura a la que dedicando el tiempo necesario sea imposible.

Un saludo.

Ildefonso Laguna.

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miércoles, 11 de abril de 2007

La importancia de la lengua materna

Antes de nada saludaros a todos y daros ánimos para afrontar estos últimos meses que suelen ser los más duros de todo el año. Una vez hecho esto (lo creía conveniente), os introduzco el tema del artículo de hoy. En esta ocasión he creído necesario y oportuno desviarme un poco de mi línea temática habitual y tratar la importancia que, para el trabajo de traductores e intérpretes, tiene la lengua A.

La idea me asaltó esta Semana Santa mientras leía un libro que tenía que reseñar para la práctica de una asignatura. Uno de sus artículos* titulado “Por qué yerra el traductor: análisis de textos y errores” enumeraba muy brevemente nueve de los errores más frecuentes hallados en textos literarios traducidos del inglés al español. No os podríais ni imaginar lo sorprendentes que resultan ser algunos errores que el propio autor y profesor de la Universidad de León, J. C. Santoyo, calificaba de “errores por distracción”, “errores de apresuramiento” y “errores por falta de sentido común o carencia de inspiración del traductor”.

De todos ellos, quizás los que más llamaron mi atención, por ser los más inauditos, inexplicables, sorprendentes y también los más “sancionables” son los errores que derivan del desconocimiento del propio idioma materno y los errores de expresión que no son más que una consecuencia de los primeros.

A algunos os parecerá increíble, pero es así, muchos de los errores que cometen traductores e intérpretes en sus traducciones proceden de ese desconocimiento. Se crean palabras nuevas que no existen en la lengua, bien por la inexistencia de las mismas, bien por la influencia de la lengua de la que se traduce; se cometen garrafales faltas de ortografía, se añaden sufijos y prefijos a palabras que ni los llevan ni los admiten, no se respetan las concordancias sintácticas, se emplean expresiones poco “españolas”, se recurren a infinidad de anglicismos, galicismos etc. Con este panorama ya me puedo imaginar a los académicos de la Real Academia tirándose de los pelos al ver el “destrozo” que se hace de su lengua.

Bromas y exageraciones aparte, este es un tema serio que todos deberíamos al menos considerar, pues los traductores no sólo nos limitamos a trasvasar el contenido y la forma de un texto escrito de una lengua a otra, sino que a veces desempeñamos labores más propias de escritores y correctores al reconstruir textos íntegros que ni siquiera en la lengua original tienen un sentido claro.

No por ser hablantes nativos tenemos un dominio absoluto de la lengua, de ser así, no se producirían semejantes errores. Por ello, al igual que nos preocupamos por dominar y estudiar nuestras lenguas B y C, también hemos de prestar un poco de atención a nuestras lenguas A. Y ésta quizás sea la razón fundamental por la que entre las asignaturas de nuestro plan de estudios encontramos la “Lengua A” que, si no tengo mal entendido, en España se podría cursar como español, catalán, gallego y vasco (estas tres últimas sólo en las comunidades donde son lenguas oficiales).

Conocer las normas ortográficas, de acentuación, de puntuación, las abreviaturas, los géneros y números gramaticales, el plural de los nombres latinos, el empleo correcto y adecuado de la sintaxis, de los procedimientos de creación de palabras etc., son esenciales para llevar a cabo nuestra labor como traductores. Y todos ellos son tratados en mayor o menor medida en esta asignatura que es complementada, a la vez que complementa a otras como Lingüística.

Aunque nos disguste, o aunque pensemos que somos lo suficientemente competentes en nuestras lenguas madre como para estudiar estos conocimientos, a veces tan básicos, en una asignatura troncal y anual, son realmente necesarios y útiles.

Para nada pretendo resaltar que el trabajo de traductores esté repleto de errores, pues eso sería muy injusto para la valiosa labor que realizan. Los traductores e intérpretes, aunque algunos piensen lo contrario, somos humanos, y como humanos nos equivocamos. El único objetivo que pretendo con este artículo es mostrar que “por mucho trigo nunca es mal año”. Cuanto más trigo, cuanto más conocimiento, mejores trabajos y menos errores, y que tan importante es conocer las lenguas de partida (el inglés, el francés, el alemán…) como saber de qué recursos dispone la lengua de llegada, es decir, nuestra lengua materna.

Inmaculada Prieto

* “Por qué yerra el traductor: análisis de textos y errores” de J. C. Santoyo en Fernández Nistal, P. (coordinadora). (1994). Aspectos de la traducción inglés/español. Segundo curso superior de traducción. Instituto de Ciencias de la Educación, Universidad: D. L.

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lunes, 9 de abril de 2007

Programas específicos de movilidad en T&I: LAE (UGR)

Cuando tenemos en cuenta el factor movilidad dentro de la licenciatura de Traducción e Interpretación, las autoridades educativas, si bien consideran este como elemento fundamental de los estudios, no suelen incluirlo como parte sustancial u obligatoria de estos. Se sobreentiende (como en tantas cosas en el patético sistema educativo español) que los alumnos tienen que buscarse la vida en este aspecto, y suplir a fuerza de buena voluntad y de poderoso caballero las ausencias del estado del bienestar a tal respecto.

La movilidad, como ya indicamos en un post anterior, tiene un coste elevado, tanto económico como humano. Sin embargo, no debemos olvidar que estamos hablando de un elemento fundamental de la formación de los futuros traductores e interpretes. Negando el apoyo a esta, las autoridades comenten el mismo fallo que si negasen un laboratorio de idiomas a una facultad de letras (circunstancia surrealista aunque real, que podemos encontrar en nuestras universidades, y de la que ya hablaremos en próximos artículos).

De los 21 centros universitarios en los que se imparte T&I en España, en 16 no existe ningún programa específico de movilidad (esto significa que las estancias en el extranjero corren por cuenta del alumno, o bien a través de programas de movilidad externos). En los cinco restantes, el panorama no es demasiado optimista. Tanto en la UCO como en la UPO se pueden cursar estancias en el extranjero a través de la asignatura Practicum (12 créditos, una estancia de aproximadamente 3 meses). En la UPF, es obligatorio cursar un período de tres meses en el extranjero. Y en la UAN existe la posibilidad de marcharse durante un año (si bien esta universidad es privada).

De todos estos centros, el único que merece elogio es la Universidad de Granada, que a día de hoy, cuenta con el programa de movilidad específico más importante del panorama universitario español: El Programa Lenguas Aplicadas Europa.

Esta iniciativa se remonta al curso 1989/1990, y cuenta con la financiación, en parte del programa Sócrates. LAE es una opción intracurricular dentro de la Licenciatura de Traducción e Interpretación en la UGR, que consiste en cursar segundo y tercer curso en dos universidades extranjeras diferentes, con tres lenguas para elegir: Inglés, Francés y Alemán. Las universidades con las que la UGR tiene convenio a día de hoy son: Université de Provence Aix-Marseille I (Francia), Liverpool John Moores University y Northumbria University (Reino Unido), y Fachhochschule Köln (Alemania).

De este modo, el alumno de LAE cursa el 50% de la carga lectiva total en universidades extranjeras, lo que contribuye a que su dominio de las lenguas B y C sea excelente, y se desarrolle de una forma imposible de equiparar mediante equivalentes didácticos cursados sólo en clase. Igualmente, el planteamiento de LAE es un modelo a seguir para la reforma de los títulos de T&I y su conversión en Grados, que en mi opinión deberían orientarse bajo el prisma de Lenguas Aplicadas, con diferentes opciones de especialización intracurricular dentro de los estudios.

A pesar de su grado de excelencia, dos puntos en contra de LAE. En primer lugar, es un programa con numerus clausus, por lo que el acceso a este se basa en pruebas de acceso muy restrictivas, para las que es necesario un dominio previo de la lengua extranjera considerable. En segundo lugar, el programa se halla subvencionado sólo de forma parcial, limitándose a uno de los dos cursos, y con una cuantía similar a la de una beca Erasmus (aprox. 300€/mes).

Obviando estos inconvenientes (ya que cualquier programa educativo siempre está sujeto a mejora) LAE es sin duda una opción apasionante para cualquier alumno que se inicie en los estudios de T&I, y un modelo a imitar por el resto de los establecimientos universitarios españoles.

Un saludo

Olli Carreira

PS: Podéis encontrar más información sobre el programa LAE aquí

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domingo, 1 de abril de 2007

Tradublog se va de vacaciones

...al menos durante la Semana Santa. Volveremos con nuevos artículos a partir del día 9.
Un saludo y felices vacaciones!

Olli

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TeI en Canadá

La dualidad lingüística francesa e inglesa existente en Canadá, reconocida oficialmente en 1969 por la Ley de idiomas oficiales, es un hecho fundamental en la sociedad canadiense. Gracias a esta ley, los ciudadanos de ambos orígenes pueden conservar su identidad y tienen garantizada la protección de sus derechos lingüísticos. Dicha dualidad lingüística no sería posible sin el desarrollo de medios y mecanismos en los ámbitos lingüístico, educativo y jurídico. Así, surgen necesariamente las industrias de la lengua, entre las que destacan disciplinas como la traducción, la interpretación, la terminología o la localización.

Debido a este gran desarrollo son numerosos los estudios que se realizan sobre Traducción y/o Interpretación. Del mismo modo, las universidades ofrecen diversos programas para el aprendizaje lingüístico en estos ámbitos.

Con el fin de ofrecer una visión más amplia de los estudios de TeI y de mostrar los diferentes posibilidades de organización y orientación de los estudios, se ofrecen a continuación algunos enlaces interesantes en este sentido:

- Asociación canadiense de traductología:

http://www.uottawa.ca/associations/act-cats/Fra/F_index.htm

- Universidad de Ottawa. Escuela de Traducción e Interpretación:

http://www.uottawa.ca/academic/arts/traint/fra/

Traducción - Interpretación de conferencia:

http://www.etudesup.uottawa.ca/Default.aspx?tabid=1726&monControl=Programmes&ProgId=635

Doctorado Traductología:

http://www.grad.uottawa.ca/Default.aspx?tabid=2000&moncontrol=AfficheExigencesSpecific&Prog=TRAHNA

- Universidad Québec. Estudios de Traducción y Redacción:

http://www.uqo.ca/secteurs/traduction-redaction/

Certificado de iniciación a la traducción profesional:

http://www.uqo.ca/programmes-etudes/programmes/4083.htm

- Universidad de Ottawa. Escuela de TeI. Publicaciones:

http://aix1.uottawa.ca/~jdelisle/index.htm

Espero que os haya sido útil esta información. En los próximos días analizaré alguno de estos programas, su duración, organización y enfoque.

Un saludo a tod@s,

Guadalupe Muñoz.

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