martes, 27 de febrero de 2007

¿Hay vida después de la carrera?

Algunas cosas que deberían saber los estudiantes de Traducción e Interpretación
Por Ana Vanessa Conde González


Sí, hay vida después de la carrera. Empecé mi carrera en el año 2002 y llevo casi cinco años en la facultad de Filología y Traducción de la Universidad de Vigo, pues ya estoy en el quinto y último curso (en Vigo son cinco años sin el proyecto). Cuando entré en la carrera, lo que menos me importaba era saber cómo funcionaba el mundo laboral después de acabar, aunque no niego que me preocupaba, porque lo primero que quería era aprobar las asignaturas que tenía. Pero ya empiezan los profesores a hablar del trabajo y empiezo a interesarme un poco más. Sin embargo, no fue hasta 4º, o sea, el año pasado, cuando algunos profesores (almas bondadosas) nos hablaron en serio y con detalle sobre el mundo laboral. Quiero que este artículo sea práctico, que despeja dudas sobre la selva que está ahí fuera esperándonos, por eso que no os asuste su extensión. Dicho esto, ahí van algunas cosas que todos deberíamos saber al acabar la carrera.


Primero, cuando os digan que no hay mucho trabajo, jamás os sintáis derrotados, porque en este mundo como acontece en todos los trabajos, el que lucha y trabaja bien tarde o temprano será recompensado. Pero luchar no significa, y esto es muy importante, echar los precios por los suelos. Hay tarifas establecidas, no de forma oficial, pero ahí están. No podemos cobrar mucho menos porque «es que acabo de comenzar y no puedo cobrar tanto como los profesionales», olvidaos de eso. El que cobre menos tendrá que trabajar el triple para poder sobrevivir y no sólo se fastidiará él, sino que tendremos que pagar todos puesto que hundirá los precios. Os aconsejo que no lo hagáis, los profesionales que se dedican a la traducción y a la interpretación no lo ven con buen ojo y tendréis algún que otro enemigo. No es broma. Como anécdota, contaré que a unas compañeras de clase les pagaban 0,03€/palabra (francés-español) CON recargo por urgencia, cuando la tarifa normal es 0,06€/palabra SIN recargo.


Otra duda que tenemos los estudiantes es el asunto de las facturas. Hay miles de modelos pululando por la red, es cuestión de coger alguno y hacerlo suyo. Podéis hacer vuestras facturas en word, en excel, en pdf, con dibujos, sin ellos, con colores… hay tantas modelos como personas que se dedican a la traducción. Si trabajáis con empresas extranjeras (que sucederá), podéis tener un modelo para cada idioma con el que trabajáis. Es muy personal, pero estos son los datos que tienen que aparecer SIEMPRE:
  • Del traductor: nombre y apellidos completos o nombre de la empresa de traducción si la creáis o trabajáis en una, dirección, teléfono(s), NIF/CIF (empresa). Es fácil distinguir el CIF del NIF, en el CIF, la letra aparece delante de los números (no confundir, sin embargo, con el nº de los permisos de residencia, que también comienzan por una letra).
  • Del que encarga la traducción: nombre y apellidos o nombre de la empresa, dirección, teléfono(s), NIF/CIF.
  • Es obligatorio indicar la fecha y el número de la factura. El número de la factura lo ponéis vosotros, para eso, es bueno emplear un sistema con la fecha, por ejemplo: Factura Nº 02012007 (02—nº de la traducción realizada en el año, 01—mes del año, 2007—año de trabajo). Esto sólo es un ejemplo, cada uno tiene que hacer su numeración porque le servirá para encontrar las facturas.
  • Un cuadro con todos los detalles del trabajo: nombre del encargo (casi siempre viene cuando os mandan la traducción), número de palabras, páginas, líneas o cartelle (Italia) de la traducción, cuánto cobráis por cada unidad anteriormente citada y el subtotal.
  • Debajo del cuadro deberéis poner el IVA y el IRPF y el total del precio después de sumarle el IVA y restarle el IRPF. El IVA siempre es el 16% excepto en las traducciones literarias, que no se cobra. El IRPF es el 7% durante los dos primeros años de trabajo, luego es el 15%. Cuando hagáis una traducción para el extranjero no hay que poner ni uno ni el otro. Pues es dinero para Hacienda, y en el extranjero, no vale de nada. Eso sí, si realizáis más del 30% de vuestro trabajo para el extranjero, Hacienda os va a cobrar algo igual (no va a salir perdiendo, claro), pero eso ya son cuestiones complicadas que es mejor dejar a una gestoría.
  • Debajo del total debéis facilitar vuestra cuenta del banco o de las cajas para que os ingresen el dinero. Respecto a esto, os recomiendo hacer una cuenta paypal (o por el estilo) porque las empresas extranjeras cada vez pagan más mediante estos bancos electrónicos, pues no tienen que pagar los gastos de las transferencias que resultan ser bastante cuantiosos. La cuenta es gratuita y no necesitáis introducir el número de cuenta si no queréis, el dinero queda en ese banco para comprar en la red (por ejemplo ebay) o después podéis transferirlo a una cuenta (esta vez sí necesitáis introducir el número). Además de fiable, es super rápido, más o menos tres días después de hacer la transferencia ya tenéis el dinero a vuestra disposición, cosa que no ocurre con las transferencias bancarias de siempre.
  • Finalmente, debajo de todo, indicad siempre (esto es un consejo) el plazo que tienen para pagaros. Normalmente son entre 60 y 90 días, eso tendréis que acordarlo con el que os encarga el trabajo. Es importante tener algún texto escrito (mail, fax) en el que se refleje que llegasteis a un acuerdo respecto al plazo, porque muchas veces vais a tener que reclamar que se os pague. Es el gran problema de esta profesión, la gente tarda mucho en pagar y en el mes de enero, por ejemplo, recibiréis el dinero de las traducciones realizadas en noviembre-diciembre.

En esta web encontraréis un modelo de factura:
http://www.rlozano.com/consulta/12/12.html

No entraré en los detalles de las declaraciones de renta, etc. Eso es preferible dejarlo a una gestoría, que cobra por meses y hace el trabajo “sucio”. Pero tenéis que saber que muy pocos traductores trabajan para empresas en plantilla, lo que significa que la mayoría es y seremos autónomos. Para darse de alta es preciso ir a Hacienda, rellenar el modelo 036 (si no me equivoco) y en el mismo día, o al siguiente, darse de alta en la Seguridad Social que os cobrarán 180€ durante los dos primeros años si sois menores de 30. A su vez, las agencias de traductores suelen contratar muchos traductores e intérpretes autónomos.


Respecto a la profesión de Intérprete, no os dejéis llevar por películas como La Intérprete, las cabinas nunca serán tan ideales. Las interpretaciones se cobran por jornadas o medias jornadas. Las tarifas también están recomendadas. En las traducciones simultáneas suelen estar dos personas por cabina para turnarse, pues interpretar varias horas seguidas cansa mucho. Las facturas son idénticas que las de traducción, sólo hay que cambiar el nombre del trabajo y las unidades de trabajo. La pega de ejercer como intérprete es el hermetismo, pues las empresas suelen trabajar con los intérpretes que conocen, ya que, como todos sabemos a estas alturas, la gente no suele fiarse mucho de los traductores y menos si son noveles.


Es aconsejable ser socio de una asociación de traductores e intérpretes, porque os irán informando de ofertas de trabajo, incluso os podrán pasar algún trabajo que algún socio no consiga realizar (no es una práctica común). Normalmente hay que pagar una cuota de socio anual. Esta es una lista de algunas asociaciones españolas, todas tienen una página web para más información:
Evidentemente, también existen asociaciones a nivel internacional de todas las lenguas con las que trabajamos.


Para buscar trabajo en este mundo, lo mejor es enviar currículos a las agencias de traducción de vuestra zona o a las que encontréis por Internet, sin dejaros estafar por tarifas extraordinariamente bajas. Otra posibilidad, y da resultado, es ir a la página web de Infojobs (http://www.infojobs.net), crear un currículum e introducir en “búsqueda” la palabra “traductor”. Después os apuntáis a la(s) oferta(s) que más os convenga(n).


Voy a mencionar también, puesto que muchos tienen pensado (yo entre ellos) dar clases de idiomas, la posibilidad de formarnos como profesores. Lo mejor es hacer el CAP. De momento son 6 meses (4 de teoría+2 de prácticas en un instituto), pero lo quieren pasar a curso de postgrado, lo que supondría prolongarlo hasta los 2 años de duración. Os recomiendo el CAP porque lo suelen pedir para dar clases, independientemente de si queréis presentaros a las oposiciones, pero también pueden pedir ser nativo.

Hay vida después de la carrera, pero como acontece con todos los trabajos, sobre todo con los trabajos relacionados con las carreras de humanidades, es difícil abrirse paso en el mundo laboral, más en este caso porque las empresas suelen trabajar con los traductores o las agencias que conocen. Os recomiendo que os informéis cuanto antes y lo mejor posible sobre el futuro que os espera si os queréis dedicar a este oficio.

Que la suerte os acompañe, jóvenes traductores e intérpretes.

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domingo, 25 de febrero de 2007

El papel de la interculturalidad en T&I

Cuando hablamos de traducción e interpretación, solemos considerar que esto tan sólo consiste en el “traslado” de un texto o discurso de una lengua origen, de la que partimos, a una lengua meta. No se reflexiona sobre el problema que supone el salto cultural entre una y otra, que un traductor debe resolver. Se hace necesario por tanto el conocimiento de ambas culturas en profundidad para poder equiparar expresiones o referencias específicas, sin dañar el sentido original. Cualquier traductor debería estar capacitado para esta labor de mediador entre dos culturas, siendo considerada la instrucción en este respecto como una parte importante de su formación como tal.

La mediación cultural es un fenómeno bastante reciente en España, y no se encuentra ni definida ni regularizada profesionalmente, ya que no existe un título oficial de mediador intercultural, ni un sistema de formación y acreditación. La mediación suele relacionarse con el ámbito del trabajo social, o de las ONGs, pero desde un punto de vista práctico debería estar incluida en su totalidad en los estudios de Traducción e Interpretación, ya que no se puede traducir sin mediar entre culturas y viceversa. Mediar no implica sólo traducir las palabras o sentidos, sino que va más allá, abarcando los aspectos culturales clave, de la comunicación no verbal. Haciéndose necesario tener presentes una serie de hachos sobre la sociedad y la cultura a la que pertenecen el texto o el interlocutor. Es decir, que quien media necesita poseer una formación (continua) en cuanto a aspectos culturales de los grupos con los que trabaja, documentándose de forma contrastada y especializada, y habiendo sido instruido previamente durante el desarrollo de su formación académica.

Ante todo, el traductor-mediador interviene, crea un “lenguaje común” entre las partes, adoptando un papel para el cual la formación profesional adquiere un valor fundamental. Y precisamente en el ámbito de la formación intercultural de los traductores españoles existen grandes carencias, que varían según cada centro de formación.

A lo largo de las siguientes semanas intentaré analizar con más detalle el tratamiento que se hace en las facultades españolas de traducción de la interculturalidad como materia obligada en el currículo del traductor. ¡Espero vuestras opiniones! Nos vemos pronto.

Yaiza Rojas

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viernes, 23 de febrero de 2007

Primer curso de T&I en Córdoba

El lunes de esta semana ha comenzado para mí, al igual que para el resto de mis compañeros de la Universidad de Córdoba (UCO), el segundo cuatrimestre, tras dos semanas de encierro forzoso y de vida eremita obligada a consecuencia de los exámenes de febrero.


Aquellos que superen los exámenes, como es evidente, habrán dejado atrás para el resto de su vida universitaria (y quizás incluso su vida profesional) las asignaturas cuatrimestrales que hayan cursado en calidad de materias optativas y la obligatoria impuesta por la universidad en la planificación docente.


Con esta introducción quiero traer a colación el tema de esta sección de Tradublog: la utilidad práctica, de cara a la vida profesional de un futuro traductor/ intérprete de las asignaturas de la licenciatura. En este primer artículo hablaré sobre el plan de estudios de la UCO para el primer año de T&I, detallando los programas y los enfoques de las asignaturas, así como realizando una breve perspectiva sobre la utilidad de éstas de cara a mi futura vida como traductor.


El primer curso de Traducción en Córdoba consta de un total de ocho asignaturas, tres anuales y las otras cinco cuatrimestrales. Las anuales son las tres lenguas que han de estudiarse: lengua española y las otras dos lenguas extranjeras que se escojan (en este caso, la UCO ofrece como lengua B la posibilidad de escoger entre Inglés o Francés y como lengua C oferta la posibilidad de elección entre Inglés, Francés, Alemán, Italiano y Árabe) Las lenguas son nuestra principal herramienta de trabajo, por lo que su utilidades obvia, aunque sí me gustaría resaltar el hecho de que las asignaturas de lengua, aquí en Córdoba sólo se estudian durante el primer año (esto incluye también las lenguas C), lo que me parece completamente insuficiente, debiéndose ampliar su enseñanza en al menos un curso más. Las asignaturas cuatrimestrales para este curso son: Teoría del Lenguaje Literario en el primer cuatrimestre y Lingüística aplicada a la Traducción y Metodología del Trabajo Intelectual aplicada a la Traducción y a las Ciencias de la Información en el segundo.


Teoría del Lenguaje Literario es una asignatura teórico – práctica en la que se estudia la evolución del pensamiento literario a través de la Historia y el reflejo de éste en la obra de los escritores de las diferentes épocas. Es evidente que para traducir cualquier texto literario, el traductor ha de conocer su contexto histórico, el pensamiento que da origen a ese producto escrito y cómo se refleja éste en su construcción. Además, el conocimiento del manejo del lenguaje literario en función de la época y de la teoría imperante en la literatura en el momento de la creación, hace que el traductor comprenda el manejo y la intención de la retórica de la obra a la que se enfrenta, escogiendo en la lengua meta las figuras y mecanismos que le resulten más interesantes y apropiados para que la traducción resultante sea lo más fiel posible y conserve la mayor cantidad posible de recursos utilizados en la lengua original.

Lingüística aplicada a la Traducción, a pesar de ser una asignatura de carácter cuatrimestral, es una troncal con un denso temario, siendo, junto con las lenguas, un pilar básico de la formación del alumno. Orientada a la explicación de la estructura del lenguaje y las relaciones de los signos lingüísticos entre sí, se convierte en una herramienta importante en la vida de un traductor a la hora de plantear la manera de abordar un texto desde una u otra perspectiva.


La última obligatoria es Metodología del trabajo intelectual aplicada a la Traducción y a las Ciencias de la Información. Alumnos de cursos anteriores todavía se preguntan para qué sirve, puesto que ya hay en la titulación asignaturas sobre traducción asistida e Informática aplicada a la Traducción. Metodología viene a ser un compendio desubicado entre una asignatura de Documentación y prácticas con procesadores de texto, sin un enfoque claramente definido a la hora de llevarlo a la práctica en un campo concreto dentro de la Traducción.


Con respecto a las optativas, decir antes de comentarlas que la oferta de la UCO en Traducción es muy limitada y, en algunas ocasiones, imparte asignaturas completamente ajenas a la titulación. Para primer curso de traducción se ofertan: Lexicología de la lengua B (Inglés o Francés) y Bibliografía y Fuentes de Información en el primer cuatrimestre y Español Hablado, Geografía política y económica de la Europa Comunitaria y Métodos para le Recuperación del Patrimonio Cultural en el segundo.

Lexicología es una asignatura que en las filologías se imparte en cuarto curso y en Traducción en el primer cuatrimestre de primero, además con un temario que abarca mucho en muy poco tiempo: Morfología, Lingüística y Lexicografía. Puede servir para afianzar la base de comprensión acerca de los mecanismos de creación léxica de la lengua tratada, pero la parte lexicográfica es demasiado densa y de nada sirve estudiar características teóricas de herramientas de traducción, si luego no se realizan prácticas con este material.


Bibliografía y Recuperación del Patrimonio son dos asignaturas que nada tienen que ver con la titulación, pues son dos disciplinas que están más en conexión con la Licenciatura en Historia. No acierto a comprender su utilidad dentro de T&I, salvo el hecho de cubrir créditos sin ningún tipo de criterio.


Geografía de la UE posee un temario denso y comprimido debido a su carácter de asignatura cuatrimestral. Aun así, la utilidad de la asignatura radica en la profundización que realiza en los mecanismos de funcionamiento de las instituciones de la Unión Europea y la toma en contacto del alumno con las políticas comunitarias y los países pertenecientes a ésta. Este contexto debe considerarse fundamental, pues el servicio de traducción o interpretación de las instituciones comunitarias es uno de los sectores profesionales más deseado por el estudiante de T&I.


Por último, Español hablado es una asignatura que abarca las diferencias léxicas entre los diversos registros del español, así como las variaciones dialectales de la lengua en todo el contexto hispanohablante. Puede utilizarse para obtener una perspectiva de las variantes que se han de usar en una traducción en función del país que vaya a ser destinatario de ésta, así como para tener en cuenta la equivalencia de expresiones hechas en castellano con respecto a otros idiomas y los mecanismos de formación y funcionamiento de éstas.


Espero que este primer artículo haya servido al menos para dar una visión global de la oferta académica para la licenciatura en la Universidad de Córdoba. A partir de mi próximo artículo comenzaré a hacer una comparativa entre las diferentes ofertas de asignaturas obligatorias y optativas de las facultades del resto del Estado.

Un saludo.

Ildefonso Laguna.

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miércoles, 21 de febrero de 2007

Los idiomas en T&I: enseñanza-aprendizaje

En Traducción e Interpretación los idiomas dejan de ser una asignatura más que aprobar y se convierten en auténticas herramientas de trabajo, en metas que hay que alcanzar. Como alumna de la licenciatura, me pregunto muy a menudo a cuántos de vosotros, alumnos de la titulación, de otras carreras y en general estudiantes de lenguas, se os ha ocurrido alguna vez pensar acerca del proceso de enseñanza y aprendizaje de una lengua extranjera; de lo que supone, de lo que es o de lo que debería ser o no ser, de lo que en él necesitáis y de lo que en él se os da, de su calidad y, muy especialmente, de su trascendental importancia en un futuro como es, por ejemplo, el de los traductores e intérpretes.

Muchos de vosotros estaréis de acuerdo conmigo en señalar que la enseñanza y el aprendizaje de una lengua extranjera suponen un proceso largo y lento que, aunque gratificante, requieren una importante inversión de esfuerzo y sacrificio. Un proceso en el que una serie de elementos y de variables interactúan complicando y dificultando no sólo su adquisición, sino también su transmisión.

De igual modo, la mayoría pensará, que en Traducción e Interpretación la enseñanza y el aprendizaje de segundas lenguas juegan un papel esencial. Constituyen el principio que nos va a permitir llegar al final de un trayecto cuya última parada es la de traducir e interpretar.

Ante esto, y muy relacionado con lo que se comentaba al principio de este artículo, surgen un número ilimitado de cuestiones que nos llevan a reflexionar sobre el tipo y la calidad de educación que diariamente recibimos en nuestras respectivas facultades de traducción en lo que a idiomas atañe. Se me ocurren algunas tales como: qué tiempo se ha de dedicar a la enseñanza de las lenguas B y C, qué contenidos deben ser tratados, qué recursos se precisan, qué niveles y requisitos se exigen al alumnado de nuevo ingreso etc.

En ningún momento pretendo dar respuesta a estas y otras muchas reflexiones que a mí o a cualquiera de vosotros nos puedan asaltar, pues para bien o para mal no las poseo. Mi única intención, en este artículo y en los venideros, es aportar datos e impresiones que, como alumna de la titulación, obtengo de mi propia experiencia e interés.
En la mayoría de los casos se realizarán comparativas entre los planes de estudios de las diversas facultades de Traducción e Interpretación del país, y en otros incluso se intentará relacionar y contrastar la carrera con titulaciones iguales o semejantes en Europa.

Para no dejaros con la miel en los labios me gustaría, antes de concluir, entrar un poco en materia y pediros que os detengáis un momento y reflexionéis sobre el tiempo que estipuláis necesario para adquirir y dominar una lengua que no sólo no es vuestra lengua materna, sino que además no es la hablada por los individuos de vuestra comunidad; es una lengua extranjera que, o bien adquirís en un contexto académico, o bien en el país del cual la lengua es originaria. Para ello, pensad en la cantidad de años que habéis dedicado al estudio de una segunda lengua, y el tiempo que le vais a dedicar en la titulación.

La mayoría de los planes de estudio de las universidades españolas dedican un mínimo de dos años al estudio de las lenguas B y C. Por lo general, 24 créditos divididos en niveles que habrá que ir superando para poder acceder a los inmediatamente superiores.
En otras universidades, como es el caso de la Universidad de Córdoba, donde la titulación nació hace poco menos de dos años, sólo se destina un año, el primero, a la enseñanza de las lenguas B y C como asignaturas anuales de 12 créditos.

Aunque es cierto que la titulación da por sentado que los alumnos que acceden a ella deben poseer un conocimiento mínimo de la lengua B al menos, mi pregunta es: ¿a nadie se le ha ocurrido pensar que quizás el tiempo destinado no sea el suficiente? Y lo pregunto pensando muy especialmente en aquellas titulaciones que le dan a los idiomas una importancia valorada en sólo doce créditos. En fin, quizás sea porque al fin y al cabo aprender el idioma es solo una responsabilidad nuestra, de los alumnos, que tendremos que buscarnos las habichuelas para llegar a ser competentes en aquello que, en un futuro no muy lejano, será nuestra profesión.

Sobre esto se podría reflexionar y hablar largo y tendido, por ello, prefiero dejarlo ahora en vuestras manos. Por ahora, yo me despido y os veo en dos semanas.

Inmaculada Prieto

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lunes, 19 de febrero de 2007

La cultura de movilidad en España

Hace unos meses compartía unas pintas con Ashley, guiri despistada procedente de la pérfida Albión, y destinada en nuestro país como profesora lectora para un grupo de alumnos recitadores del verbo to be. Mientras comentábamos lo acertado de su elección profesional (enseñar inglés a españoles debe ser una de las experiencias más terroríficas de la Creación) me expresaba su asombro ante la procedencia de sus alumnos. La mayoría de ellos residía en la misma ciudad en la que se encontraba la universidad. Como mucho, acudían desde núcleos de población cercanos.

“En Inglaterra”, comentaba con un peligroso descenso en la calidad de pronunciación de sus eses, “cuando llega la hora de marcharse a la universidad, te vas a la otra punta del país, lo más lejos posible de tus padres”. Sin quererlo, Ashley estaba apuntando a uno de los problemas que, en materia de ideas, aun afecta (aunque afortunadamente cada vez menos) a la universidad española. Porque una vez pasado el trámite de la selectividad, a la hora de elegir establecimiento educativo, se sigue tendiendo a elegir el más cercano. Si la titulación que buscas se encuentra en tu propia ciudad mucho mejor, y de no ser así, lo mejor es alejarse lo mínimo del regazo protector de mamá y papá. De este modo, se evitan problemas logísticos a la hora del envío de provisiones convenientemente congeladas y envasadas en tupperware. Eso sí, reutilizables, que no está el planeta para dispendios climáticos.

Con esta forma de pensar imperando entre los futuribles universitarios, difícilmente nos podemos plantear otro tipo de enseñanza orientada a la movilidad, al intercambio con otras instituciones universitarias, tanto dentro como fuera de ese regazo de europeidad que es la zona Schengen. Si bien experiencias como Erasmus han demostrado que la movilidad es posible, este programa resulta anecdótico dentro del panorama español, pues estos alumnos sólo suponen el 1.42 % de la población universitaria*. Si añadimos a este exiguo porcentaje otros programas de movilidad (intercambios bilaterales, programa ISEP, programa SICUE, etc.) la cifra roza el 3%. ¿Y el 97% restante? Vegeta en nuestras instituciones universitarias. Y aunque es cierto que han mejorado bastante en medios, infraestructura y calidad del profesorado desde los tiempos del Gran Dictador, queda mucho por hacer. Aun más teniendo en cuenta que Bolonia está a la vuelta de la esquina.

Mientras en España este es el enternecedor panorama, en otros países de la Vieja Europa irse de intercambio a otro país entra dentro de lo normal, e incluso de lo exigible por parte de las universidades. En Alemania, los estudiantes de económicas tienen que marcharse, con carácter obligatorio, durante un semestre a otra universidad. En Francia los estudiantes de idioma cursan un año en uno de los países de la lengua estudiada. En los países nórdicos… mejor ni comentarlo. En materia de educación, estos países juegan en otra división.

A pesar de esta visión pesimista, debo romper una lanza en favor del estudiantado español, que en muchos casos no se marcha, no ya por falta de motivación, sino por la escasez (paupérrima en ocasiones) de medios con los que abordar las estancias en el extranjero. A día de hoy, y poniendo como ejemplo de nuevo el programa Erasmus, las becas, ayudas, aportaciones y euros varios por parte de las administraciones cubren, siempre en el mejor de los casos, el 70% del coste total. Financiación que por otra parte se recibe con carácter posterior a la estancia. Se ponga como se ponga, poco optimismo podemos hallar en esta materia.

Esta sección del blog va a dedicarse a comentar los problemas relacionados con la movilidad del estudiantado (tanto nacional como fuera de nuestras fronteras). Aunque vamos a señalar los problemas generales en esta materia, nos centraremos ante todo en las deficiencias que presenta T&I a este respecto, en la oferta que encontramos a día de hoy en este campo, y en alguna que otra propuesta, así como sugerencias, para los que quieran marcharse al extranjero.

Nos vemos en dos semanas.

Oliver Carreira

*La información que aparece corresponde al curso 2004/2005. Las estadísticas al respecto pueden encontrarse aquí

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jueves, 1 de febrero de 2007

Sobre Tradublog

Tradublog es un blog colectivo cuyo objetivo es dar una visión general de la titulación de Traducción e Interpretación en España, de los problemas que presenta, así como propuestas para solucionar estos.

Tradublog funciona con la ayuda de voluntarios que colaboran en este proyecto de forma desinteresada. Todas las personas que trabajan en este proyecto son estudiantes de traducción, por lo que podemos ofrecer una visión directa, al pertenecer a diferentes universidades y estudiar en diferentes cursos de la titulación.

En este momento nos encontramos en fase de pruebas, y esperamos comenzar a publicar regularmente a partir del 19 de Febrero.

Si eres estudiante de Traducción en alguna universidad española (en la licenciatura o en un programa de postgrado) y crees que tienes algo que decir sobre este tema, no dudes en contactar con nosotros.

Esperamos que disfrutéis con este proyecto. Un saludo!

Oliver Carreira

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