miércoles, 2 de mayo de 2007

Mi vida sin mí: adaptaciones en la traducción audiovisual (Crónicas del ENETI)

En primer lugar quiero disculparme por mi metedura de pata de la semana pasada. Ya me lo decía mi mamá: hay que contrastar datos. En cualquier caso, gracias por sacarme de mi error. La traducción finalmente estaba bien (según el profesor) así que, al menos, no resultó ser malo nuestro método.

En este artículo voy a reflexionar un poco sobre la traducción audiovisual a partir de la última e interesante charla de Xosé Castro en el ENETI.

Como ya anuncié, la semana pasada fui a Alicante para asistir a las conferencias del Encuentro Nacional de Estudiantes de Traducción e Interpretación. La playa no se me insinuó mucho, así que pude ir a todas las charlas… bueno, a casi todas, porque lo que sí se me insinuó fue el césped de la Universidad de Alicante. Por cierto, cuál fue mi sorpresa el primer día al encontrarme un papelito sobre Tradublog dentro de la carpeta que nos había regalado la organización. La verdad es que lo primero que pensé fue: «¡Pardiez! Con esta publicidad más gente va a leer mi gran error del último artículo». Pues bien, a lo que iba, el encargado de la última conferencia fue Xosé Castro que habló sobre traducción audiovisual. Fue la charla más divertida, imaginativa y aclamada de todas. No es que esto sea siempre bueno, puede una charla resultar muy amena y a la vez estar desprovista de información importante. En este caso no fue así: no sólo nos dejó el conferenciante con buen sabor de boca para el viaje de vuelta, sino que nos llenó la cabecita de información útil sobre traducción audiovisual y otras cosas (como un programa de ordenador, de cuyo nombre no puedo acordarme, para convertir los ingresos brutos de un traductor autónomo en ingresos reales).

Xosé Castro nos habló un poco de su carrera. Nos contó que él fue el traductor de Chicho Terremoto (no sé si os acordáis de esa serie, trataba de un niño más salido que Shin Chan que se ponía las bragas de una amiga en la cabeza) y eso me llamó la atención porque esa serie es la que siempre pongo de ejemplo cuando se habla de adaptaciones culturales. En aquella serie de mi infancia no sólo cambiaban los nombres propios japoneses por otros españoles (lo cual era muy normal) sino que, incluso, trasladaban a los personajes a Barcelona (no estoy muy segura de esto último, pero si no fue en esta serie, sería en otra). Cuando, de mayor, me di cuenta de esos cambios me hizo bastante gracia. Antes era normal hacer adaptaciones culturales en los dibujos animados, no tanto en los americanos pero sí en los japoneses, quizás porque la cultura oriental nos resultaba más extraña. Ahora ya no se hace eso, los nombres se quedan igual y los lugares también, desde luego. Supongo que ciertos datos sobre la cultura japonesa se han acoplado definitivamente a nuestros conocimientos generales con el paso de los años y un niño ya comprende de primeras que esa gente tiene nombres raros porque vive muy muy lejos. Con las series de EE.UU. ocurrió lo mismo: antes se adaptaban los nombres (Pedro Picapiedra, Súper Sónico, Piolín, Pierre Nodoyuna (aunque no Tom y Jerry)). Ahora su cultura se ha enraizado tanto en la nuestra que ya casi nunca se adaptan los nombres. Por ejemplo, Homer Simpson se llama igual… en España, porque en el doblaje español de América lo llaman Homero. Tenéis que ver las discusiones que se montan en Youtube justo debajo de los videos con este doblaje: unos cuantos españoles imbéciles se mofan del acento mejicano (o una especie de acento neutro para toda la América latina, no estoy segura) y los americanos se defienden insultando el doblaje español, luego empiezan los insultos racistas por ambas partes y… bueno, al final llegas a la conclusión de que en todas partes hay estúpidos. Por cierto, los insultos mejicanos son de lo mejorcito, muy descriptivos, no los reproduzco aquí porque hay niños delante.

En fin, me he ido un poco por las ramas. Yo sólo quería decir en este artículo lo mucho que me gusta y me interesa la traducción audiovisual (he llegado a pasarme tardes enteras mirando esta página: http://www.eldoblaje.com/) y lo buena que fue la charla de Xosé Castro. Aunque, desde otro punto de vista, ya podría él no haber sido tan divertido, seguro que las cien personas que había en la sala volvieron a su casa queriendo ser traductores audiovisuales… mierda, me van a hacer la competencia.


Un saludo.

Hoy es fiesta en Madrid, me voy a vestir de chulapa para ir a bailar un chotis a la Plaza Mayor, je, je.

Irene Igualada Baeza

2 comentarios:

Unknown dijo...

Pues sí, yo soy otro de los que asistió al ENETI y, efectivamente, después de la charla de Xosé Castro quiero con todo mi corazón ser traductor audiovisual, jeje.

Un saludo desde Barcelona.

De traducciones y otras rarezas dijo...

Ay, éste Xosé es mucho Xosé. ¡Convence a cualquiera! ¡Va creando adeptos por el mundo! Yo también fui a una charla suya hará unos 5 años y me picó el gusanillo...
Me acuerdo de la anécdota de que fue llamando puerta a puerta y se "coló" en el despacho de un jefazo y le dijo: "Yo quiero trabajar de esto como sea; si quiere, empiezo a trabajar gratis y cuando le salga rentable, empieza a pagarme".
Yo no sé si hoy en día podría ser tan atrevida, ¡pero ahí está su ejemplo!
Y nos debe una... porque no nos quiso contar el final de Matrix y él lo sabía, que lo había traducido :D