lunes, 30 de abril de 2007

El acto de graduación (I)

Por fin ha llegado el acto de licenciatura… ¡pero que trabajo da! Me alegro de no ser la responsable de organizarlo todo.

Mayo se acerca a grandes pasos, bueno, ya está aquí. El 31 se acaban las clases y el primer día del mes de junio tendrán lugar el acto y la cena de la promoción 2002-2007 de Traducción e Interpretación de Vigo. Yo llevo esperando ese día desde que en septiembre de 2002 entré por primera vez en la facultad (bueno, en realidad, desde que aprobé el selectivo…). Sin embargo, la chica que lo organiza todo debe de esperarlo aún más que yo, ¡pobre!

Somos más de 100 alumnos (creo…) y para ponernos todos de acuerdo… En fin, con paciencia lo logró. Que si “¿qué profe da el discurso? Venga, una hoja en la cafetería para que todos pongamos el que nosotros queremos. ¿Qué menú elegimos? ¿Viene el coro o no? ¿Qué profes queréis que aparezcan en la foto? Y no olvidéis que el 14 de febrero vienen los fotógrafos a hacer las fotos, todos con camisas blancas (que las que ellos prestan la pone todo el mundo…) y a sonreír. Es un lío tremendo. Y un gasto de dinero impresionante…

Primero, hay que pagar al fotógrafo: 30 euros. Segundo, hay que pagar las dichosas cintas de graduación: 10 euros. Tercero, hay que pagar la cena: 30 euros. Los pinchos del acto: 5 euros. Que mañana seas un/a profesional: ¡no tiene precio! Sin contar con la ropa que llevas, si la compras sólo para la ocasión, y los zapatos, y el peinado… elementos opcionales que alguna gente adquiere. ¡Y no hablo ya del viaje de fin de carrera si lo realizamos! Por menos de 400 euros... It’s imposible! Total, sale más cara la graduación que la carrera, y no se puede pedir beca para pagarla.

Elegir el profe que dé el discurso de graduación es un gran dilema, sobre todo teniendo en cuenta que en mi facultad hay 4 combinaciones de pares de lenguas (no quiero ni imaginar en las que hay más). Los profesores que dieron las comunes, bueno, sólo los vimos un cuatrimestre, así que descartados. Los demás… imposible ponernos de acuerdo. Yo hice lo que haría todo buen español: dejé que los demás se matasen y decidiesen ellos. Qué vaga soy…
En fin, el desarrollo de la cena será el tema de otro artículo. Ese podrá ser divertido, todo el mundo sabe que las anécdotas de una noche de borrachera son muy graciosas, sobre todo si tú no eres quien hace las gilipolleces que se narran (perdón por el término elegido, pero eso es lo que son)y si añadimos que los profesores podrán emborracharse igual que nosotros… dejo paso a la imaginación de cada uno. Pensad en un profe al que odiáis completamente borracho…

Desde aquí un fuerte abrazo y un saludo cariñoso para todas aquellas personas que organizan los actos de graduación, en especial a nuestra Ruth que lo organizó todo muy bien. Gracias. ¡Quién os diera estar en la piel de los que no hacemos nada! Jeje…

Vanessa

3 comentarios:

Arimaz dijo...

¡Madre mía! me encantan esas cosas. Estoy en primero, pero ¡quiero una fiesta de esas ya! je, je. Eso de la organización... yo no lo había pensado hasta ahora que he leido esto. Si organizar la graduación del instituto fue dificil con 60 personitas, organizar a 100 alumnos debe ser un jaleo horrible... ¡qué guay! :P

Imaginarme a ese profesor borracho... no tendría precio, pero me temo que no quiero que esté en mi fiesta de fin de carrera ¡Me niego a que venga, me niego!.

Un saludito, y felicidades por acabar ya :)

Vane dijo...

Pues, no lo invites. Nosotros no invitamos a todos los profesore, pero hay una profe que se invitó sola...

"Avisadme cuando sea la cena, que tengo unas ganas de ir..."

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Anónimo dijo...

Bueno, en mi instituto nos graduamos en 2º de bachillerato 100 personas, algo parecido....aunque no es lo mismo.