Sólo quedan tres días para que comience el mes de Junio. Puede que sea algo psicológico, pero parece como si el estrés latente (que lleva ahí ya mas de un mes, aunque no haya aflorado en todo su esplendor hasta el momento) se acentuara en este cambio de mes, y la sensación de agobio se haga más fuerte…O también puede que influya el hecho de que en dos semanas empezamos los exámenes y el primero que tengo es el anual de Árabe (como se suele decir: “la primera en la frente”)
Este es mi penúltimo artículo de esta primera “temporada” de TraduBlog (y no sé si Olli tendrá la inmensa bondad de renovarme el contrato), así que lo aprovecharé para hablar de asignaturas un poco menos abstractas que las que he tratado hasta el momento, y ocuparme de Cultura de los países…(en el caso de
Como ya escribí en un artículo anterior, la actividad del traductor nunca es neutra, viéndose fuertemente influida tanto por la cultura original como por la de la lengua receptora. Es por este hecho por el que este tipo de asignaturas son puntos importantes en el plan de estudios de una licenciatura como la nuestra.
Respecto a
Bajo mi punto de vista, no estaría mal considerar la opción de que este tipo de materias figuraran en la lista de las obligatorias, pues el tema de la influencia de la cultura en las obras traducidas es de gran importancia (recuérdense las teorías de Mary Snell-Hornby sobre la llamada Escuela de
Así pues, si tal y como decía Weisgerber “las personas caminan por el itinerario que su lengua les marca”, y hay más de una escuela traductológica que considera esencial la influencia mutua de las dos culturas que se ponen en contacto mediante la figura del traductor, un estudiante que desconozca el bagaje de las lenguas con las que trabaja no podrá realizar un trabajo completo de traducción, ni sabrá enfrentarse a muchos problemas causados por la distancia cultural de las lenguas que pone en contacto.
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